Texto y fotos por Karen Moe Traducción de Habacuc Morales
Convirtamos el título en una pregunta: ¿qué es más importante: un monumento histórico o la vida de una mujer? Según la mayoría de los ciudadanos de la Ciudad de México, al gobierno y a los medios de comunicación, lo primero. Lo que debería ser una lógica frente a nuestras narices está lejos de ser obvio.
En la Ciudad de México, en julio y agosto de 2019, tres mujeres fueron violadas por oficiales de policía: el 10 de julio, una mujer sin hogar de 27 años fue violada por dos policías; el 3 de agosto, una mujer de 17 años fue violada en una patrulla por un grupo de cuatro policías; el 8 de agosto, un menor fue agredido por un oficial de policía en el Museo Archivo de la Fotografía en la Ciudad de México. Y la cosa es que esto no es nada nuevo. Pero lo que sí es nuevo es que las mujeres de México no permanecen calladas, ya no más.
El 16 de agosto de 2019, por primera vez en la historia de México, las mujeres de la Ciudad de México se levantaron en masa no sólo contra estas violaciones recientes de la policía, sino también contra la conservadora estimación de 3’835 feminicidios en México en 2019 con un promedio de 6 mujeres asesinadas por día. Para agregar a estas horribles estadísticas, se estima que sólo se informan el 10% de los feminicidios, resultando en números que son nada menos que un género-cidio. [1]
En lugar de tomar la epidemia en serio, la práctica más común es que las autoridades desestimen los asesinatos de mujeres como ajustes de cuentas del narcotráfico o suicidios, presunciones acusatorias que sirven para criminalizar y silenciar a las mujeres una y otra vez. La activista Paula Rosales me dijo que: "Ningún presidente, gobernador o secretaría de seguridad ha hablado o abordado alguna vez la violencia contra las mujeres en México de manera efectiva y responsable.”
Irinea Buendía se convirtió en una defensora de los derechos humanos que lucha por la justicia de los asesinatos de género después de que su hija, Mariana Lima Buendía, fuera asesinada en 2010 por su esposo (nuevamente, un Oficial de policía). El esposo, Julio César Hernández Ballinas, desplegó la táctica habitual de hacer parecer que el asesinato de Mariana pareciera un suicidio. No sólo tuvo la buena fortuna de ser hombre nacido en una sociedad machista, sino que, como oficial de policía, tenía a las autoridades de su lado—incluso más de lo usual. La madre de la víctima sabía que el reclamo de suicidio era una mentira y se defendió, llevó el caso a la Suprema Corte de México y, después de seis años, el asesinato de su hija fue finalmente declarado un feminicidio. El 25 de marzo de 2015, un proyecto de ley histórico— el primer fallo de la corte mexicana relacionado con el fenómeno del feminicidio [2]—se emitió. La Organización de las Naciones Unidas de Las Mujeres explican cómo:
La orden analizaba los procedimientos emprendidos por cada servidor público involucrado en el caso, y reveló cómo la ausencia de un enfoque sensible de género había llevado a violaciones de los derechos humanos de la víctima—tanto de Mariana Lima, la fallecida, y su sobreviviente madre. El tribunal también emitió protección legal para Irinea Buendía. Finalmente, Julio César Hernández Ballinas fue arrestado, y el caso estableció un precedente para las investigaciones por feminicidio. [3]
Después de que el asesinato de Lima fue proclamado un feminicidio, se legisló que:
Según la ley mexicana, las muertes violentas de mujeres deben investigarse con la debida diligencia y un esfuerzo coordinado de las autoridades para implementar una perspectiva de género que evite juicios de valor y revictimización, debido a irregularidades judiciales y violencia institucional a mujeres víctimas de feminicidio y vilencia sexual. [4]
Como primer reconocimiento por parte del gobierno mexicano del delito de género, ha sido expuesta “la reforma de ley constituye un reconocimiento de los derechos de las mujeres a una vida libre de violencia y de discriminación. La emisión de la sentencia de Mariana Lima Buendía simboliza la apertura de un camino para acceder a la justicia en este y otros casos.” Suena como una victoria. Suena como si fuera el término clave. [5]
A pesar de este precedente histórico para “el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia y de discriminación,” además de los miles de feminicidios que se informan e ignoran o no se informan en absoluto, en 2017, la estudiante universitaria de veintidós años Lesvy Berlin Rivera Osorio fue asesinado por su novio en el campus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Su cuerpo fue encontrado colgado en una cabina telefónica; su novio Jorge Luis Hernández González la había ahorcado hasta la muerte con el cable del teléfono. [6]
Continuando con la tradición misógina de culpar a las víctimas, el asesinato de Lesvy, como el de Mariana siete años atrás, fue catalogado y archivado como un suicidio. El caso real estaba cerrado. Para respaldar su tradición de suicidio y de culpar a las víctimas, la Fiscalía de la Ciudad de México tomó acusaciones de las redes sociales como que “Osorio era una alcohólica y una consumidora de drogas que ya no estudiaba en la UNAM y que había estado viviendo fuera del matrimonio con su novio.” [7] Las autoridades insistieron en investigar la vida sexual y las relaciones familiares de la víctima para construir evidencia de promiscuidad e inestabilidad mental que respaldaría su fabricación de suicidio. Se hizo más esfuerzo para inventar pruebas que para investigar el crimen.
La familia de Lesvy comenzó una demanda contra las autoridades y miles marcharon en la UNAM en apoyo a Lesvy, condenando también los feminicidios sucedidos y la impunidad por crímenes de género en Mexico. Con la grandeza de la protesta pública, las autoridades no tuvieron más remedio que realmente investigar el caso, que terminó siendo una tarea relativamente sencilla. Tomando el tiempo e interés en el asesinato de una joven, todo lo que tenían que hacer era ver un video de las cámaras de vigilancia que claramente mostró a González golpeando a Lesvy momentos antes de enrollar el cable del teléfono alrededor de su cuello, estrangulándola, e incluso tirando de sus piernas por si acaso.[8] Esta evidencia más que obvia confirmó sin lugar a dudas que la muerte de Lesvy había sido un feminicidio, y no habría sido considerado así, si no hubiera sido por la presión de la familia de la víctima y el público para investigar el caso.
El asesino/novio, Jorge Luis González, fue sentenciado a 45 años de prisión, la sentencia más larga por el asesinato de una mujer en la historia de México y la familia de Lesvy recibió la primera disculpa pública por parte del gobierno de la Ciudad de México por las violaciones a los derechos humanos en el caso de su hija. A pesar de estas aparentes victorias, Socorro Damian Escobar, una abogada feminista de la UNAM, expresó cómo “este caso representa una impunidad cómplice de violencia feminicida. A pesar de las leyes y mandatos que dictan la forma adecuada de investigar muertes violentas de mujeres, estos casos no se investigan de tal manera”[9]—las leyes no dictan la práctica.
Al igual que las disculpas públicas simbólicas y las legislaciones impotentes, las "Alertas de Género" han sido implementadas en algunos de los estados más violentos del país en un esfuerzo por educar a la policía y a las autoridades judiciales al condenar crímenes de género; sin embargo, como Irinea Buendía reportó en agosto de 2019, aún “en el 99% de los casos, toda la evidencia se pierde porque no parece importante que hayan matado a una mujer ... [y que] lo que se necesita es que las autoridades tengan la voluntad política para resolver los casos.” [10] La necesidad de protestas públicas que fue necesaria para hacer que la fiscalía obedeciera el precedente establecido por el caso Buendía e investigara el asesinato de Lesvy desde una perspectiva de género, es una prueba más de que esto está lejos de ser cotidiano, irónicamente, Julio César Hernández Ballinas, el esposo/asesino de Mariana Lima Buendía, aún no ha sido sentenciado. [11]
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Si uno pasa cierto tiempo en México, una palabra que sigue apareciendo es “impunidad". Esto podría tener algo que ver con el hecho de que en 2016 se estimó que sólo 9 de cada 100 crímenes resultaron en condenas y que el 93.7 por ciento de los crímenes en 2015 no fueron denunciados ante las autoridades o no fue investigado. El 63 por ciento de los ciudadanos no denunciaron un delito por razones imputables a las autoridades. El 33 por ciento de los ciudadanos que no denunciaron un delito declararon que fue debido a que pensaban que era una pérdida de tiempo, mientras que el 17 por ciento afirmó que era el resultado de desconfianza en las autoridades. Además, el 50.4 por ciento de los ciudadanos que denunciaron un delito reclamaron que el trato por parte de las autoridades fue "malo" o "muy malo.” [12] En México, el modus operandi es la impunidad y que el crimen se salga con la suya es la ley.
Otra palabra que uno encuentra regularmente es “chingón”. Que abarca desde un extremo elogios hasta un insulto que podría resultar en violencia física, esta expresión no es sólo una de las más ubicuas, sino también una de las más controvertidas en México. Los insultos mexicanos definitivos son “chinga tu madre” (folla a tu madre) e “hijo de la chingada” (hijo de puta). Sin embargo, a pesar de estar centradas en maldecir, la mayoría de los mexicanos toma el término como positivo, como un parte de la identidad nacional y me han dicho enfáticamente que, independientemente de la maldición cociente, no hay nada negativo en absoluto sobre el chingón. Se utiliza para describir una gran película, un concierto increíble, o una actuación teatral impresionante. Significa “genial” pero también “smart street” que, desde la perspectiva de la jerga inglesa, equivale a algo parecido a “verguero.” En este uso de chido, si alguien se chinga a otra persona para su propio beneficio y no es atrapado, es “chingón.”
Este controversial término que prácticamente equivale a que sea "genial" una persona que se aprovecha de otros tiene sus raíces en la colonización de México en el siglo XVI. Malitzin o La Malinche, era una mujer nahua y una de las esclavas del conquistador Hernán Cortés. Se desempeñó como intérprete, asesora e intermediaria para los españoles y dio a luz al primer hijo de Cortés. La Malinche es considerada como la madre de los mestizos, la gente heredera del mestizaje indígena y europea de la que hoy son la mayoría de los mexicanos. Como el término chingón, La Malinche se compone de conflictos etimológicos entre traición, victimización y ser la nueva madre del pueblo mexicano. Este mito fundador de México combina el nacimiento de una nación a partir de una ramera y algunos creen que el literal “hijo de la chingada” (el hijo de una prostituta)—el hijo que la indígena Malitzin tuvo con el conquistador Cortés—fue el resultado de ambos, la violación literal de una mujer y la violación simbólica de un pueblo.
La Chingada, la fuente etimológica directa del chingón contemporáneo, es el momento de transición de la madre azteca Coatlique a través de La Malinche para terminar en la Virgen Guadalupe. Se puede decir (controversialmente) que el santo nacional mexicano más querido es el fraudulento suplantado por la Virgen María que era, tan indiferente al milagro de una diosa católica de color a quien (convenientemente) se le apareció a un hombre indígena, la última fase de la conversión de los indígenas al catolicismo y, con eso, a la culminación de su conquista. Me ha explicado el profesor Arturo Ramírez que, en resumen, con La Chingada, los mexicanos perdieron a su madre y se institucionalizó e internalizó su sumisión a los conquistadores europeos. El término chingón, y su esencia de impunidad (y su corrupción resultante), es la herencia de la colonización y, como parte de esta identidad nacional, se fundamenta en que ser chido es estar sobre la opresión internalizada.
En el siglo XXI, el ejército de corporaciones multinacionales es quien cosecha los beneficios de La Chingada. En una sincronización impecable con el surgimiento del neoliberalismo, la impunidad se ha vuelto cada vez más una parte de la Constitución Mexicana y esto se basa en lo que ha sido extraído de ésta en lugar de lo que originalmente estaba allí. La Constitución Mexicana original de La revolución de 1917 fue especial porque
fue el producto de la primera revolución moderna de América Latina y la primera en el mundo en otorgar a los ciudadanos una serie de derechos sociales, dándole el carácter de la primer constitución moderna socialista... Pero las revisiones implacables de los políticos han culminado en un asalto a los últimos vestigios de su contenido proseguido por el presidente Enrique Peña Nieto, dejándola toda moribunda... Desde 1982, ha habido 490 reformas (70 por ciento); y mas de la mitad de las reformas en este período de 35 años han ocurrido bajo los dos últimos presidentes (Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto). [13]
En la década de 1980 con el surgimiento del neoliberalismo, las corporaciones globales se sintieron particularmente ofendidas por “El artículo 123 de la Constitución [que] garantizaba un salario mínimo, el derecho de huelga y negociación colectiva, una jornada de ocho horas, responsabilidad de los empleadores y seguro para los trabajadores, el fin del trabajo infantil, igualdad de remuneración independientemente del sexo y licencia de maternidad.” [14] Desde la perspectiva del 2020, es increíble que el pueblo mexicano no hubiera disfrutado de tales derechos humanos hasta entonces.
Se puede decir que estas reformas excesivas de los años 80 —que en realidad fueron contrarreformas—allanaron el camino para el TLCAN, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte de 1994 que, a este día, continúa prestando servicios a corporaciones internacionales y perjudicando a la mayoría de la gente en México—y, seguramente, también a los trabajadores promedio de Canadá y de los Estados Unidos. El Gobierno mexicano, preocupado cada vez menos por promover la calidad de vida de sus ciudadanos, dio a los inversores extranjeros prácticamente toda la libertad para hacer lo que quisieran en México. Un contexto económico de impunidad es más atractivo para las corporaciones internacionales porque, así como el street smart chingón es celebrado por salir con ganancia personal, a pesar de las consecuencias, ellos no tienen la obligación de asumir la responsabilidad de sus acciones en México. [15] En el siglo XXI, las multinacionales cosechan los beneficios de La Chingada.
Para dar un ejemplo, las corporaciones mineras canadienses de oro y plata como Gold Core [16] no están obligadas a limpiar sus desastres y esta falta de responsabilidad les es conferida por el Gobierno Federal mexicano.[17] Naturalmente, una corporación, con su codicia inherente, no haría de manera fácil y voluntaria el reducir un poco sus ganancias para así asumir la responsabilidad de sus acciones; ocuparse de la salud del último en la fila es la religión del capitalismo corporativo. Un residente de la CDMX me explico cómo es en México la “Cultura del Chingón” y que todos los problemas del país residen en esta tradición de salirse con la suya—y que esta cultura de impunidad también se extiende aún más hospitalariamente a inversores extranjeros.
Cuando se le acusó de ser desdeñoso sobre la urgencia inmediata de la violencia de género en México, el comentario de Obrador de que el aumento de los feminicidios puede atribuirse a las políticas neoliberales de sus predecesores y que la sociedad mexicana cayó en decadencia porque ha habido un proceso de degradación progresiva que tiene que ver con el modelo neoliberal, no tiene ningún mérito. [18] Como es bien sabido, el neoliberalismo está al servicio de las corporaciones y no le importa en absoluto la gente de cualquier nación, especialmente de países como México que han existido, desde su colonización en el siglo XVI, para ser sitios de explotación del primer mundo. En el patriarcado y, especialmente en una sociedad machista como México, cuando los hombres no tienen poder, se lo quitan a los que están debajo de ellos en la jerarquía, eso es, por supuesto: a las mujeres. El machismo, la extrema cosificación de las mujeres, la emasculación económica y el legado de La Chingada son una mezcla que garantiza un nivel letal de violencia contra las mujeres.
La aceleración de los feminicidios en México ha sido particularmente aguda desde el principio de la guerra contra las drogas, otro aspecto de la corrupción mexicana que está directamente relacionado con Canadá y los Estados Unidos con su voraz mercado de drogadictos. La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres informa que el número de feminicidios aumentó en un 500 por ciento entre 2001-2010. No hace falta decir que, como las corporaciones, los delincuentes son las últimas personas que van a asumir la responsabilidad de sus acciones y, con los cárteles gobernando la mayoría de la nación, la impunidad es la ley de la anarquía. Cualquier tipo de explotación, violencia o abuso es un juego justo que, en una cultura machista, incluye particularmente violencia contra las mujeres. Los estados con más altos niveles de crimen organizado son también los que tienen los niveles más altos de feminicidio.
Sin embargo, incluso en la Ciudad de México, que es el lugar más seguro para vivir en México, ha habido un aumento en los feminicidios; el aumento de la violencia contra las mujeres no puede estar relacionado únicamente con los ajustes de cuentas del narcotráfico donde las víctimas son criminalizadas a través de su presunta participación en el crimen organizado y, así, la epidemia de violencia contra las mujeres sólo afecta a grupos marginados. Tal como dos confiadas mujeres de la Ciudad de México lo supieron, el aumento de los feminicidio se extiende más allá de que las mujeres estén relacionadas con actividades delictivas. Ahora todas somos parte. Todas vivimos con miedo. Toda mujer mexicana está amenazada. La ama de casa Mariana Lima Buendía y la estudiante universitaria Lesvy Berlin Rivera Osorio son prueba de ello.
Por supuesto, tal misoginia rabiosa no se limita a México. Un estudio del periodista canadiense Victor Malarek en 2008, por ejemplo, profundizó en las mentes de 110 escoceses (hombres que compran sexo de mujeres prostituidas) y el 10 por ciento admitió que violarían a una mujer—cualquier mujer—si pensaran que no los atraparían. [19] En un estudio de caso realizado por Julie Bindel en el Reino Unido, muchos hombres afirmaron que, si no hubiera prostitutas para satisfacer su necesidad masculina, violarían. [20]
En México no hay recursos médicos a los que las mujeres violadas puedan acceder después de una violación (cada que les pregunto a las mujeres mexicanas sobre kits de violación, la mayoría no tienen idea de qué estoy hablando) y, si incluso se llegan a denunciar las agresiones sexuales, éstas generalmente se archivan, nunca se lleva a cabo una investigación y las mujeres son agredidas nuevamente por calumnias personales, sólo 1 de cada 10 casos de los homicidios de mujeres resultan en un veredicto de culpabilidad, [21] en México, un hombre puede salirse con la suya al violar y asesinar a una mujer. Muy chingón y, muy probablemente, la envidia internacional de los hombres que creen en su derecho masculino a usar y cometer violencia contra las mujeres.
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En julio de 2019, después de que la víctima de violación de diecisiete años denunciara la violación en grupo por cuatro oficiales de policia, la Secretaría de Seguridad Pública filtró sus datos personales y los medios de comunicación, junto con ciudadanos, comenzaron a acosar a la víctima cuestionando su historia, acusándola de mentir y decir que ella había sido personalmente responsable de la violación. La joven y su familia también fueron amenazados y acosados por la policía. Fiel a esta estrategia misógina de libro de texto que también es extendida en Canadá y los Estados Unidos para socavar la validez de las acusaciones de agresión sexual. [22] Debido al estrés y la presión, ella se retractó de su declaración.
El 12 de agosto de 2019, doce feministas fueron a confrontar a la policía de la Ciudad de México por dicha violación grupal. El subjefe de policía declaró que no iba a violar la presunta inocencia de los policías (lease como impunidad para los hombres) y que la mujer se había retractado de su declaración, así que eso era prueba de que había estado mintiendo. En respuesta, las mujeres arrojaron un brillo rosado a la cara del oficial. Con humor, dijo que se iba a quedar ciego y que ¡podría morir si el brillo se metía en sus pulmones! Para agregar a esta risible reacción a un poco de brillo rosa, las feministas han sido acusadas de ser las verdaderas delincuentes por haber intentado matar a un oficial de policía. La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, respaldó las acusaciones del “ataque de glitter” y anunció que—sin ningún compromiso de perseguir los casos de agresión sexual—ella investigaría y procesaría a las responsables. Por si esto no fuera del todo cierto, hasta estaría creando un nueva clase de comedia de género.
La histórica marcha del 16 de agosto de 2019 que pasó por la Avenida Reforma de la Ciudad de México, había sido planeada durante cuatro meses como una marcha pacífica de mujeres como cualquier otra. Después de las violaciones de julio y del desastre del glitter días atrás, como era de esperarse, las mujeres estaban justificadamente furiosas. En su ira y desesperación, destrozaron tiendas, transporte público, simbólicamente prendieron fuego a una estación de policía abandonada y pintaron con spray la base del histórico Ángel de la Independencia. Lejos de abordar el verdadero problema de la epidemia de la violencia contra las mujeres en el país, las activistas fueron acusadas de ser violentas.
En respuesta al gobierno mexicano y a la policía de la Ciudad de México, las residentes de la Ciudad de México y activistas Paula Rosales y Daniela Pascual afirman que, al unísono con todos los mujeres de México: “no estamos matando a nadie. No estamos violando a nadie. Pintar los monumentos no puede ser etiquetado como violencia. Es una respuesta a la violencia contra las mujeres.” Incluso las mujeres que no estuvieron directamente involucradas con la llamada violencia contra los monumentos protestan por la criminalización de los actos de las mujeres, proclamando que todas lo hicieron. Después de la protesta del 16 de agosto, se creó un hashtag #fuimostodas (#wealldidit).
Pascual me dijo que se escribieron 679 artículos sobre la marcha del 16 de agosto y que, de los 679, 557 condenaron a las mujeres por pintar la base del Ángel y que sólo 122 tuvieron relación con las violaciones y los feminicidios—las causas directas de la supuesta “violencia". Sin embargo, a pesar de la reacción violenta contra las manifestantes, Rosales explicó que: “Esto es histórico para México. Es la primera vez que las mujeres llegan a un monumento y lo vandalizan y es la primera vez que las mujeres se juntan y hablan sobre lo que está sucediendo en este país.” Las mujeres han salido a las calles gritando “¡Quiero vivir!” y están luchando por la causa de #¡Ni Una Más!
El 25 de noviembre de 2019, se realizó otra marcha de protesta. Se estimó que esta protesta estaba compuesta por más de 4000 personas (incluidos seguidores masculinos) y las feministas más radicales destrozaron cada monumento que pasaban. Una bandera mexicana—pintada con las palabras “México Feminicida”—fue quemada en el Zócalo y finalmente se uso gas lacrimógeno para dispersar a la multitud. Aún así, a pesar de las fotografías de hijas, nietas, hermanas y amigas asesinadas, carteles de mujeres desaparecidas, pancartas que documentan el aumento de feminicidios en los últimos diez años y lemas como
“No Nací Mujer Para Morir por Serlo,” se está haciendo poco por parte del gobierno por reconocer el abandono absoluto de los derechos y seguridad de las mujeres mexicanas. En cambio, ahí están los monumentos que son la prioridad.
Durante nuestra entrevista, Rosales, Pascual y yo comentamos que si los asesinatos y las violaciones de mujeres fueran abordadas por el gobierno, no habría más necesidad de vandalizar sus preciosos monumentos históricos. Tan simple como eso. Irónicamente, los monumentos históricos de los conquistadores han sido más valorados que la vida de las mujeres mexicanas: la irónica celebración del éxito de La Chingada.
En 2020, la violencia contra las mujeres en la Ciudad de México se ha intensificado. El 9 de febrero, Ingrid Escamilla de 25 años, fue apuñalada en numerosas ocasiones, desollada y destripada por su pareja. Para empeorar las cosas, la policía filtró fotos del cadáver mutilado de Escamilla en los periódicos La Prensa y Pásala, dos periódicos que son reconocidos por sus encabezados sensacionalistas hasta el punto de hacer pornografía de los cadáveres de las víctimas de asesinato. El encabezado de Pásala refleja la indiferencia institucionalizada e incluso la actitud jocosa hacia los asesinatos de mujeres mexicanas: “Fue culpa de Cupido.” [23]
Las mujeres atacaron de nuevo. Esta vez el objetivo era el Palacio Nacional, la residencia del presidente Obrador y su familia. El 14 de febrero, las mujeres arrojaron pintura roja en la puerta principal del palacio e hicieron pintas en la casa de su presidente: Estado Feminicida.
La respuesta inicial de Obrador fue despectiva: “Mira, no quiero que el tema sea solo feminicidio,” dijo. “Este tema ha sido manipulado mucho en los medios.” [24] ‘Sólo’ sobre feminicidio, puesto que la tasa de delitos de género ha aumentado a 10 mujeres por día y las ciudadanas de México que acaban de nacer mujeres no dejarán de enfurecerse fuera de su puerta. Como se informó por el New York Times el 19 de febrero, Beatriz Belmont, miembro de la Cuarta Ola, un colectivo estudiantil feminista proclamó:
“Si destrozar monumentos hace que las autoridades nos miren y escuchen nuestras demandas, entonces nosotras continuaremos haciéndolo.”
El graffiti y la pintura roja del 26 de noviembre de 2019 y del 14 de febrero de 2020 fueron limpiados inmediatamente por los trabajadores de la ciudad. Aún así, el primer graffiti del 12 de agosto del 2019, en la base del Ángel de la Independencia, bien podría seguir ahí, nadie sabe a ciencia cierta. La base con sus peticiones pintadas de justicia fue escondida por muros de madera un día después de que aparecieron, un día después de que las mujeres comenzaron a hablar. La ciudad dice que el muro de madera fue erigido debido a la restauración planificada para el monumento debido al daño causado durante el terremoto del 2017.Como Paula rosales remarcó, la repentina decisión de restaurar El Ángel fue más bien un acto para matar dos pájaros de un tiro: uno para finalmente progresar en un proyecto de seguridad publica que había estado pendiente por al menos tres años, a la par que ocultan las demandas por la priorización de la seguridad de las mujeres.
Sin embargo, a pesar de que el primer graffiti ha permanecido fuera de la vista desde su aparición, parece todavía estar allí y esta posibilidad se debe a un grupo de mujeres que son, irónicamente, las herederas profesionales de restauración que son contratadas por el gobierno mexicano y son las responsables para restaurar y proteger los monumentos históricos. La artista y activista feminista Mónica Mayer ha llamado a estas mujeres: “Las guardianes del graffiti.”
Paula Rosales y Daniela Pascual—dos de las profesionales del patrimonio cultural—no habían tenido participación en el activismo de los derechos de las mujeres antes de la protesta del 12 de agosto y su reacción repulsiva. Sin embargo, debido a la opinión pública de la priorización de los monumentos sobre la vida de mujeres, decidieron adoptar una postura muy controvertida en apoyo a todas las mujeres mexicanas—ellas mismas, por supuesto, incluidas. Rosales explica cómo los profesionales del patrimonio cultural (todas mujeres):
"fueron invitadas a formar un grupo por dos restauradoras que son sobrevivientes de violencia de género. Había más de cien [mujeres] en el grupo cuando decidimos hacer público el pronunciamiento de nuestra posición, dirigido al presidente Obrador y a Claudia Sheinbaum, la gobernadora de la Ciudad de México. Este pronunciamiento declara que el graffiti en El Ángel de la Independencia es una expresión válida que posee valores históricos, culturales y sociales que deben conservarse mediante una documentación puntual, la cual debe perseguir la preservación de la memoria de la lucha de las mujeres por sus derechos en nuestro país. También dice que las mujeres no deben ser criminalizadas por estos actos, ya que es un derecho humano pelear por sus derechos. Y que ningún monumento es más valioso que la vida de una mujer."
Rosales expresó cómo: “La violencia es contra algo que vive. Un monumento puede ser restaurado, pero la vida de una mujer no. O una mujer que ha sido violada, no puedes restaurar eso tan fácilmente.” Pascual me dijo: “Estamos defendiendo el mismo reclamo de todas las mujeres en este país. Esto está más allá del todo por la causa.”
En referencia irónica al ataque de brillo rosa de agosto de 2019, el grupo se nombró a sí mismo "Restauradoras Con Glitter". Rosales continúa:
"Cuando el documento fue oficialmente entregado a Claudia Sheinbaum, había alrededor de 400 mujeres que lo habían firmado, relacionadas profesionalmente con el patrimonio cultural. Después del pronunciamiento, llegamos a 700 mujeres en el grupo, que es la cantidad real de mujeres en él." [25]
En septiembre de 2019, Restauradoras Con Glitter pudieron documentar y hacer un registro profesional del graffiti. Nadie ha tenido acceso al graffiti desde entonces. Rosales me dijo que la Secretaría de Cultura le dio a Restauradoras Con Glitter (que son las profesionales de la restauración de la ciudad) una promesa informal de que el graffiti permanecería hasta las restauraciones del Ángel se completaran y, sorprendentemente, que si la epidemia contra las mujeres no se resolvía, el graffiti permanecería de forma permanente. Las mujeres no están convencidas; ellas creen que estas son meras palabras del gobierno para mantener a sus empleadas complacidas. Por supuesto, a las protectores de la herencia mexicana les gustaría que el graffiti se quedara permanentemente como una memoria cultural. Se estima que la restauración del Ángel tomará tres años en completarse.
El 15 de febrero, el día después de la protesta del Día de San Valentín frente al Palacio Nacional, el cadáver de Fátima Cecilia Aldrighetti Antón, de 7 años, fue encontrado desnudo en una bolsa de plástico. A través del asesinato de una niña, la opinión pública y gubernamental ha cambiado. Completamente. Claudia Sheinbaum finalmente llamó al feminicidio “un crimen absolutamente condenable” y declaró definitivamente que “se debe hacer justicia,” el Congreso mexicano aprobó un código penal donde la pena máxima de prisión por condena de feminicidio aumentaría a 60-65 años, una coalición de representantes de varios partidos políticos emitió una declaración condenando a la violencia de género y exigió que todos los niveles del gobierno fortalezcan la lucha contra ésta, Ana Patricia Peralta, una representante de Morena, del partido del Sr. López Obrador, reconoció los crímenes de género como “una crisis nacional,” y, el propio Obrador dio un giro radical a su erizado menosprecio por la urgencia en la epidemia de los feminicidios, en favor de las mujeres e incluso trazó un paralelismo entre las manifestantes con los líderes de la Revolución Mexicana de 1917. [26]
No subestimar la atrocidad del asesinato de Fátima de 7 años de ninguna manera, es muy significativo en términos de los patrones de misoginia y de inculpación de las víctimas que se han llevado la vida de una niña inocente para considerar que las vidas de las mujeres son valiosas. Las niñas no pueden ser etiquetadas como putas (todavía), acusadas de mentir y ser responsables de la violencia infligida sobre ellas. El crimen contra Fátima no se puede negar; la violencia que ha cambiado el rumbo de la opinión pública por hacer algo sobre la violencia contra las mujeres es el asesinato de una niña y no el de una persona sexualmente madura y, por lo tanto, sistémicamente falible, mujer.
Independientemente de por qué o cómo, veremos cómo este giro reciente a la empatía y al apoyo de las mujeres de México se traducirá en la práctica de la justicia en los tribunales. Y, tal vez la prueba de este repentino apoyo será si en los inicios de esta revolución, el graffiti en la base del Ángel de la Independencia que lo comenzó todo, permanece después de que tiren el muro de madera, y que se le permita permanecer, como un recuerdo cultural, como un documento que habla de la Revolución mexicana de hoy e inicia simbólicamente el principio del fin del feminicidio cultural de La Chingada, de la impunidad y del chignón.
Al final de nuestra entrevista, Pascual confió: “Hay dos piezas de graffiti en la base del Ángel de la Independencia que pueden expresar lo que siento en este momento. Uno de ellos dice: queremos justicia, no venganza. El otro: ya no vas a tener la comodidad de nuestro silencio.” El graffiti que ha comenzado la revolución feminista en México está siendo fiel a sus palabras.
Gracias a Paula Rosales y a Daniela Pascual, Restauradoras Con Glitter, por su entrevista y por concederme el uso en Vigilancia de su archivo fotográfico del primer grafitti.
Sobre la Escrit0ra:
Karen Moe es una escritora, artista visual, performer y activista feminista. Su trabajo se enfoca en el género, la violencia sistémica, la justicia y aquello de lo que no se habla. Ha sido publicada en revistas como Border Crossings, ArtSpace, WhiteHot y Revista192. Es la editora y fundadora de la revista Vigilance: Fierce Feminisms. Karen ha exhibido y actuado en todo Canadá, en los Estados Unidos y en México y recién terminó su primer libro, Victim: a Manifesto. Karen vive y trabaja en Vancouver, Canadá y en la Ciudad de México.
Sobre el Traductor:
Habacuc Morales. Estudiante de enseñanza de español como lengua extranjera. Profesor de lengua italiana, francesa, portuguesa, español y náhuatl, así como traductor de las mismas. Amigo. Escritor. Viajero.
Notas:
[1] María Salguero persigue feminicidios en México, ella estima que en 2019, hubieron más de 3000 sólo en la Ciudad de México.
[2] http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-91932018000100143
[3] https://www.unwomen.org/en/news/stories/2017/11/feature-prosecuting-femicide-in-mexico
[4] https://laperspectives.blogspot.com/2017/08/political-report-1268-justice-for-lesvy.html
[5] http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-91932018000100143
[6] https://www.milenio.com/policia/lesvy-berlin-osorio-caso-feminicidio-joven-cronologia
[7] http://www.coha.org/femicide-and-victim-blaming-in-mexico/
[8] https://www.milenio.com/policia/lesvy-berlin-osorio-caso-feminicidio-joven-cronologia
[9] https://laperspectives.blogspot.com/2017/08/political-report-1268-justice-for-lesvy.html
[10] https://www.excelsior.com.mx/comunidad/protesta-de-mujeres-resultado-de-omision-de-autoridades-irineabuendia/1331344
[11] https://www.excelsior.com.mx/comunidad/protesta-de-mujeres-resultado-de-omision-de-autoridades-irinea-buendia/1331344
[12] https://justiceinmexico.org/impunity-mexico-rising-concern/
[13] https://nacla.org/news/2017/03/08/constitution-corrupted
[14] https://nacla.org/news/2017/03/08/constitution-corrupted
[15] Desde la elección de Andrés Manuel López Obrador en 2018, se ha ejercido mayor presión del gobierno mexicano sobre las empresas mineras extranjeras para que haya más responsabilidad ambiental.
https://www.theglobeandmail.com/world/article-new-mexican-ambassador-offers-warning-to-canadian-companiesin-mexico/
[16] Algunas corporaciones mineras canadienses tienen nombres como Gun Point, Mammoth y Warrior. Aparecen muchos chingones en corporaciones canadienses, especialmente cuando no están en Canadá; sin embargo, dentro del contexto del primer mundo, no es la opresión lo que se internaliza, es, más bien, el derecho a explotar y la soberanía del resultado final. https://www.sgm.gob.mx/Web/SINEM/mining/mining_companies.html
[17] Según Global Affairs Canada, aproximadamente el 70 por ciento de las compañías mineras de propiedad extranjera que actualmente operan en México tienen su sede en Canadá. https://investingnews.com/daily/resource-investing/precious-metals-investing/gold-investing/mexico-timminsargonaut-sierra-metals-gogold-smt-tmm-ggd-ar/
[18] https://www.nytimes.com/2020/02/19/world/americas/mexico-violence-women.html
[19] Malarek, Victor The Johns: Sex for Sale and the Men Who Buy It. New York: Arcade Publishers, 2009: 87.
[20] https://www.theguardian.com/society/2010/jan/15/why-men-use-prostitutes
[21] https://www.latimes.com/world-nation/story/2020-02-14/in-mexico-case-of-murdered-women-inflames-debateabout-femicide
[22] Robyn Doolittle Had It Coming: What’s Fair in the Age of #MeToo? Allen Lane: Penguin Random House Canada, 2019.
[23] https://www.aljazeera.com/news/2020/02/mexico-women-protest-gruesome-killing-ingrid-escamilla200214200645471.html
[24] https://www.nytimes.com/2020/02/19/world/americas/mexico-violence-women.html
[25] Paula Rosales correspondencia por correo electrónico el 22 de enero de 2020.
[26] https://www.nytimes.com/2020/02/19/world/americas/mexico-violence-women.html
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