Traducción al español por Habacuc Morales
Si fuera pintora, pintaría al Coronavirus. Quizás alguien ya lo hizo. Si es así, envíame algunos archivos jpgs y yo escribiré una reseña.
Muy probablemente el virus con más diseños gráficos en la historia, Covid 19 tiene una multiplicidad de apariencias mediáticas: está el azul pálido con cristalinos blancos, la amiba de franja parda grisácea, la espuma de mar fucsia con bastones de puntas afiladas, el rompemuelas psicodélico, la menos tomada en cuenta pelota de golf naranja y la amiba amarilla de franjas verdes sobre negro.
La de espinas naranjas y triangulares inclinadas sobre una superficie esférica gris polvorienta Covid 19 es la más destacada en los informes diarios sobre su furtividad. Es una combinación de lo bello y lo grotesco: el primero cuando uno admira su forma y paleta, el segundo cuando uno lo imagina festejando en sus pulmones. Dejando de lado la fatalidad, podría ser un pendiente, una cuenta, un nuevo tipo de lentejuelas; pero no, está aterrorizando al mundo. Y, hasta ahora, principalmente al primer mundo. El coronavirus, llamado así por su divino halo de púas, es un ejército de pequeños despiadados fashionistas con una destreza que quizás supere nuestros propios drones militares—junto con, tal como nuestros aviones de combate enchulados que han aterrorizado a Medio Oriente durante décadas, la tecnología que tiene la capacidad de voltear lo que hemos supuesto que es el mundo libre; el sufrimiento en masa ya no sucede sólo "allá."
Lo que hace que este estigma del Covid sea tan especial es que tú podrías ser un anfitrión (algunos dicen que uno de cada tres podría serlo) y, aún sin síntomas, andas frívolo por tu vida como si fueras una de las personas intactas. En tu presunción de "estoy limpio," estás haciendo el trabajo sucio del pequeño demonio al transmitirlo en tu andar. El arma definitiva es la que tiene la habilidad de convertir a sus víctimas en sus propios exterminadores.
Todos hemos visto los sagaces picos de doble punta que hacen que el Covid 19 esté un paso por delante de sus predecesores. Los picos del coronavirus consisten en dos mitades conectadas, y el pico se activa cuando esas mitades se separan; sólo entonces el virus puede ingresar a una célula huésped. En el SARS clásico, esta separación ocurre con cierta dificultad. Pero en el SARS-CoV-2, el puente que conecta las dos mitades se puede cortar fácilmente con una enzima llamada furina, que es producida por células humanas y se encuentra en muchos tejidos. El Covid 19 además es capaz de infectar las vías respiratorias superiores e inferiores. Una infección de las vías respiratorias superiores se propaga con mayor facilidad, pero tiende a ser más leve, mientras que una infección de las vías respiratorias inferiores es más difícil de transmitir, pero es más grave. Este doble golpe también podría concebiblemente explicar por qué el virus puede propagarse entre las personas antes de que aparezcan los síntomas—un rasgo que ha hecho que sea tan difícil de controlar [1] y realmente mate a un número sorprendente de personas en las autoproclamadas naciones desarrolladas.
A lo largo de mi vida como ciudadana del primer mundo, he escuchado a muchas personas decir: "hay demasiadas personas en el mundo. No hay forma de que el mundo pueda apoyar a tanta gente." Asumiendo que algunos deben irse. No ellos, por supuesto. (Normalmente, África está en la mira de los humanos más superfluos). Y rara vez la mayoría de los ciudadanos de las naciones más ricas del mundo mencionan el sacrificio de alguno de sus privilegios históricos. [2]
En un artículo de The Guardian del 2017, Stephan Metcalf definió al neoliberalismo como "la ideología reinante de nuestra era—una que venera la lógica del mercado y deshecha las cosas que nos hacen humanos." [3] A principios de los años 90, la agenda neoliberal se actualizó mediante la desregulación de las economías y la subcontratación de la producción para permitir a las corporaciones internacionales (establecidas principalmente en el primer mundo) explotar la mano de obra barata y los recursos de los que se denomina más acertadamente los países esclavos sin, según la alta lógica capitalista, tener que ser responsables de los abusos humanos y ambientales. Es esta falta de humanidad alimentada por la avaricia la responsable de la pandemia, una fuerza tan despiadada como su progenitor a la que ha estado atacando primero: al primer mundo y, desde el posicionamiento en la jerarquía global de privilegio de esta canadiense, eso significa a nosotros.
Ya en la cima de la Revolución Industrial europea, en su famosa discusión sobre el fetichismo de los productos (donde, a través del intercambio del capital, los objetos adquieren una calidad mágica separada no sólo de su valor de uso, sino también de sus medios de producción), Karl Marx declaró: "cuanto más consumes, menos humano eres." [4] Las corporaciones modernas son genias al imbuir sus productos con misticismo. Esto es el llamado marketing.
El iPhone es un excelente ejemplo de un fetiche de los productos: las masas de consumidores deben tenerlo, aunque todavía tengan el que compraron el año pasado, en palabras de Marx, un valor de uso completamente funcional. Mientras ellos se forman fuera de las tiendas Apple en Norteamérica, rabiosos por su prestigio instantáneo y algunas características adicionales (e innecesarias), no piensan en cómo y dónde se hizo su objeto de adulación. La religión de los consumidores se basa en la adquisición individual de las cosas. Para ser completamente humano, se debe romper el hechizo del fetiche de los productos. La cultura del consumismo debe detenerse y—dado que, en la jerarquía global de privilegios, tenemos el poder, no tenemos que estar indefensos.
Cuando los medios de producción se separan de los actos de consumo, los intereses capitalistas son libres de explotar el trabajo, literalmente, manteniendo la realidad alejada de la conciencia de los consumidores. Fuera de la vista fuera de la mente, como dice el dicho. Hoy, la separación de los medios de producción de los actos de consumo es global. Lo bueno para la compra en un lado del mundo está separado de lo malo de su producción en el otro. El neoliberalismo ha sido la pesadilla de Marx de inhumanidad inminente hecha realidad durante décadas.
Iniciada la década de los 1970s, la subcontratación o outsourcing estratégico fue la idea nacida en la América corporativa y a principios de los años 1990s quedó totalmente arraigada en la economía global. El outsourcing no sólo sirve para maximizar las ganancias corporativas y aumentar la influencia de las corporaciones a nivel internacional, el outsourcing también ha exacerbado la disparidad de los pueblos del mundo entre los que tienen y los que no tienen. [5]
El documental del 2003 The Corporation mostró cómo las corporaciones se pusieron a la par de las personas sin el inconveniente de tener conciencia [6]— asumir la responsabilidad hecha y derecha de las acciones propias es un virus de beneficio absoluto. Pero ahora, un Covid aún no tratable ha ganada el hogar privilegiado y está causando un pánico y miedo jamás experimentado—o imaginado—en nuestras vidas. Y nos ha quitado, al menos momentáneamente, nuestra libertad.
La ciudad de Wuhan, China, un centro industrial de once millones de personas, es la ciudad natal de nuestro enemigo viral. Todos hemos visto fotos del ahora infame mercado húmedo de Wuhan de donde se dice que el virus tuvo su nacimiento biológico. Pero Wuhan, una encarnación del desarrollo de China como potencia económica mundial, es el lugar del nacimiento ideológico del coronavirus.
En un artículo escrito el 24 de enero de 2020, al comienzo del cierre de Wuhan, Pekín y Shangai, la CNN informó la paralización de la industria automotriz internacional debido a la propagación del nuevo y mejorado Covid. Conocida como una de las "ciudades motor" de China, Wuhan es el hogar de numerosas plantas automotrices que satisfacen el insaciable deseo de carros del mundo. Los fabricantes de autos como General Motors, Nissan, Renault, Peugeot y Honda subcontratan su mano de obra a través de empresas subsidiadas por China para que no tengan que preocuparse por ninguna de las costosas normas laborales. [7]
En diciembre de 2019, The New York Times informó que las emisiones de dióxido de carbono que calientan el planeta a partir de combustibles fósiles habían alcanzado un nivel récord. [8] Teniendo en cuenta las protestas alrededor de todo el mundo para pedir el fin del uso de combustibles fósiles antes de que Covid 19 se hiciera cargo de nuestra conciencia cultural, es muy irónico (e idealmente notablemente significativo) que la mayor fuente de producción automotriz del mundo sea también la fuente de lo que ahora amenaza nuestras vidas, ha interrumpido nuestra capacidad de ganar dinero e impedido nuestros hábitos de consumo. Ya no es algo para simplemente protestar, la devastación global es ahora completamente personal—ha entrado en nuestros hogares, en nuestras familias inmediatas, en nuestras billeteras y en nuestros cuerpos.
No son sólo los autos. El prestigio adquirido por la capacidad de comprar marcas tan fetichisadas como Gucci, Louis Vuitton, Fendi y Cartier también se produce en Wuhan. [9] La zona cero del coronavirus es uno de los muchos ejemplos de donde se manufacturan los productos que alimentan la ideología del exceso; es una ciudad que arroja toxinas para nuestro beneficio. Culpamos a China por su irresponsabilidad ambiental—por su revolución industrial—mientras nosotros engullimos los productos. De ciudades como Wuhan es de donde provienen los estándares de éxito que se basan en la explotación de otras personas y de la tierra.
No es sólo la rápida transmisión de la enfermedad un resultado de la globalización de la economía mundial, sino que también está ligado a los viajes internacionales entre aeropuertos. Desde la implementación de la infraestructura neoliberal, el tráfico global ha incrementado como nunca antes en la historia humana. Según Ian Goldin, profesor de Globalización y Desarrollo en Oxford, los súper esparcidores de los buenos bienes de la globalización, como los principales centros aeroportuarios, también son los súper esparcidores de los malos bienes. [10] Recorrer el mundo en busca de ganancias y placer ha vuelto a mordernos.
24 horas de tráfico aéreo global en 4 segundos.
Irónicamente, tan novedoso como el Novedoso Covid, los países ricos han recibido ayuda de los menos ricos. Rusia envió equipos médicos y máscaras a los Estados Unidos. Cuba suministró médicos a Francia. Turquía envió equipo de protección y desinfectante a Italia y España. [11] Un astuto Covid ha puesto de cabeza la disparidad entre ricos y pobres—ha habido una inversión global de tragedia humana. Al menos por ahora.
Con justa razón, hay una gran preocupación por parte de la Organización Mundial de la Salud de que el Covid 19 consiga que sus pequeños picos despiadados entren en el corazón de África y, mientras se escribe este artículo, justo eso es lo que ha estado haciendo. Sin embargo, en contraste con el típico escenario de tragedia humana centrado en el continente históricamente víctima, en un artículo del 10 de abril del 2020 en el Atlántic, Graeme Wood observó cómo: "si la propagación [en África] parece desarrollarse lentamente, eso puede ser porque ningún país africano tiene la misma cantidad de viajes internacionales que los países que ya lo están sufriendo." [12] Estos son los países con el más alto nivel de contacto internacional que constituyen la mayoría de los 17, 578 casos al 16 de abril con Argelia con 2.160, Egipto con 2.505, Marruecos con 2.251 y Sudáfrica con 2.506.
Desafortunadamente, la curva está subiendo constantemente en África, pasando de 0 a casi 18,000 en un mes. [13] Si el virus se afianza por la falta de atención médica (especialmente en comparación con occidente), los efectos serán más devastadores y la tasa de mortalidad más dramática. La República Centroafricana, por ejemplo, tiene sólo tres ventiladores para una población de cinco millones. [14] Y creemos que nosotros la pasamos mal.
Hay algunas posibilidades—quizás idealistas—de que África tenga algunas ventajas en la lucha contra la enfermedad. Irónicamente, estas ventajas son los legados de sus desventajas: hay menos personas vulnerables y de edad avanzada en África porque el promedio de vida es mucho menor que en los países de occidente con base en que en el primer mundo se disfruta de una mejor calidad de vida; existe la teoría de que los africanos tienen inmunidad debido a virus letales similares sufridos en el pasado; existe la posibilidad de que, debido a que los africanos tienden a quedarse más tiempo en un solo lugar que nosotros, la transmisión puede ser menos vigorosa. Sin embargo, si estos intentos de optimismo terminan siendo ilusiones, los pueblos africanos, una vez más, pagarán el mayor costo por nuestra riqueza histórica.
En México, como en todos los demás países donde la gran mayoría de la población es pobre, es imposible que la mayoría de la gente se guarde en cuarentena. Irónicamente, tener la capacidad de estar en cuarentena durante una pandemia es un privilegio en sí mismo. Los ricos tienen cercados donde los niños todavía pueden correr afuera; la clase media todavía tiene un amplio espacio para no volverse completamente loco.
La palabra en español "hacinamiento" se relaciona directamente con la situación de estar encerrado en un espacio pequeño. Su significado concreto es estar súper engentado. En un contexto de cuarentena, sin embargo, el "hacinamiento" ha tomado connotaciones políticas.. Cuando las personas se ven obligadas (o el gobierno y la comunidad internacional les dicen) quedarse en pequeños apartamentos con sus familias de cinco, seis, siete, ocho o más personas, lógicamente, no pueden hacerlo. Ellos salen. Recogen el virus y lo llevan a sus estrechas casas siendo señalados y culpados por la alta y media clase por no haber obedecido la cuarentena. [15]
Al menos 60% de las personas de México viven hand-to-mouth o "día por día." Los países ricos como Canadá tienen programas del gobierno como seguro de empleo y la capacidad de implementar un plan económico de respuesta para apoyar a las personas, a los negocios y otros sectores para que así estemos listos seamos capaces de obedecer la obligación de quedarse en casa. El 9 de abril de 2020, el gobierno canadiense anunció que se preveía que el gasto de ayuda alcanzaba los $184 mil millones de dólares canadienses. [16] Por supuesto, Canadá, como todas las demás naciones occidentales, tendrá un déficit; habrá un período de recuperación económica después de la pandemia. Sin embargo, debido a una historia de explotación económica del tercer mundo, los países ricos tienen bolsillos mucho más profundos para compensar la crisis económica. En países como México, con poca o ninguna red de apoyo social y una constitución que ha sido envenenada por la agenda neoliberal desde la década de 1980, los pobres no tienen más remedio que seguir saliendo todos los días de sus hogares para poder alimentar a sus familias.
En México, más de un billón de pesos en impuestos son adeudados por las grandes empresas que se niegan a pagar en un intento de llevar a la bancarrota al controvertido gobierno izquierdista de Morena. El presidente Obrador ha pedido a los otros partidos políticos que donen la mitad de sus presupuestos para ayudar con el plan de respuesta económica Covid 19; ha sido rechazado por dos de los partidos más poderosos del país que afirman ridícula y risiblemente que es ilegal para ellos "entregar bienes o servicios a la gente." El gobierno de Morena ha reunido $10 billones de dólares estadounidenses que están disponibles de varios "fondos para días lluviosos" junto con "colchones" para la economía de un fondo de estabilización de aproximadamente $6.6 billones. [17] Está siendo criticado por que esto no es suficiente (lo cual no es así)—aun así los ricos, las grandes empresas y los partidos de oposición están paralizando cualquier intento de dar el mayor apoyo posible para proteger al pueblo mexicano y así mantener al país económicamente a flote.
En su artículo, "The Modern Supply Chain is Snapping: The Coronavirus Exposes the Fragility of an Economy Built on Outsourcing and Just-In-Time Inventory," [18] Lizzie O’Leary analiza qué tan necesarios son los productos cotidianos, específicamente, los chinos. En un mercado gobernado por las corporaciones globales con cero escrúpulos, las compañías emergentes no tienen casi ninguna otra opción más que manufacturar sus productos en países asiáticos como China y Camboya para que sean competitivas.
Ella informa que hay menos barcos chinos en el agua y los principales puertos del mundo están resintiendo los efectos. Ella habla sobre cómo la maximización de ganancias del inventario just-in-time sólo almacena de 15 a 30 días y deja al consumidor vulnerable al no tener acceso a lo que está acostumbrado y, tal vez, si la pandemia continúa por demasiado tiempo, no tener acceso a lo que necesitamos. El coronavirus nos muestra cómo, en una cadena de suministro basada en la codicia, nosotros también somos vulnerables.
Sin embargo, en lugar de dar el salto a la posibilidad de que este panorama sea una oportunidad para romper completamente una cadena de suministro rapaz, al final de su artículo, O'Leary informa cómo las corporaciones más poderosas tienen la capacidad de cambiar su producción a otros países donde los bajos costos laborales aún pueden ser priorizados. Maldición. A pesar de que su artículo comienza tan esperanzador, parece que una vez que el coronavirus deje de amenazar nuestras vidas individuales y reduzca el transito de nuestros automóviles, papel higiénico, Gucci y H&M, la cadena de suministro a la que estamos acostumbrados volverá a nuestra cómoda y fácil normalidad.
La pieza de Julio Vincent Gambuto, "Prepare for the Ultimate Gaslighting," [19] hace un llamado al pueblo estadounidense a tomarse este tiempo de "la gran pausa" para "pensar profundamente sobre lo que quiere volver a poner en su vida." Expresa como "esta es nuestra oportunidad de definir una nueva versión de lo normal, una rara y verdaderamente sagrada oportunidad para deshacernos de la mierda."
Gambuto no define exactamente qué es esta ‘mierda,’ exactamente, excepto por afirmar que los estadounidenses (y esto incluye el estilo de vida de la mayoría de los miembros de las naciones industriales) están demasiado ocupados para darse cuenta de que "tenemos problemas profundamente inquietantes." Afirma que "somos buenas personas" y que el americanismo "no es un plan villano para causar estragos y destruir el planeta y a todas nuestras almas junto con él."
Si se coloca el ‘Amercanismo’ de Gambuto más allá de sus fronteras, sin embargo, sí se trata de una trama villana, un esquema ideológico que prioriza el libre mercado y la búsqueda sin trabas de la felicidad—lo que, en la economía capitalista más poderosa del mundo históricamente, equivale al derecho de obtener el mayor beneficio posible de ganancias individuales. La ideología de un mercado libre sin restricciones, una parte fundamental del americanismo del que habla Gambuto, ha abierto el camino a la explotación global de los países subdesarrollados designados desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En un mundo neoliberal, la capacidad de obtener ganancias monetarias es el instrumento del desarrollo nacional y la felicidad personal.
Durante este raro momento del padecimiento en el primer mundo, he escuchado comentarios similares a los de Gambuto sobre cómo el tiempo de Covid ha cambiado nuestras vidas para siempre, que esta es una oportunidad para cambiar nuestras formas, cómo necesitamos cavar en nuestra bondad inherente y, algunos han dicho, que ahora no tenemos más remedio que vivir en un mundo nuevo. Ciertamente espero que este posible tiempo para la reflexión infunda una conciencia duradera y una correspondiente transformación ideológica, pero debo admitir que, debido a nuestro viejo hábito centenario de perseguir las glorias que se encuentran en la codicia, soy, desafortunadamente, escéptica.
Para que cualquier bien salga del sufrimiento de aquellos que han sido afectados por el Covid 19 y han sobrevivido, o no y para aquellos que han perdido a un ser querido, es crucial reconocer el hecho de que un virus mortal es quien espía tras la producción de nuestro estilo de vida para invadir nuestros hogares para que consideremos seriamente hacer algo sobre los "problemas profundamente inquietantes" de nuestra cultura en primer lugar. Y muchos, sin lugar a dudas, están ansiosos por volver al “yo-yo-yo" cotidiano. Y aun así, para terminar con una nota esperanzadora: tal vez este virus con un halo hecho de espinas sea un embajador del despertar que nos está obligando a darnos cuenta no sólo de nuestra propia vulnerabilidad, sino también de nuestra complicidad. Y, tal vez ha tomado a este pequeño mensajero mortal de las heces de donde provienen nuestras comodidades para iniciar una revolución ideológica largamente atrasada.
Notas: [1] https://www.theatlantic.com/science/archive/2020/03/biography-new-coronavirus/608338/ [2] Para tomar uno de los muchos ejemplos, los ciudadanos del Primer Mundo podrían sacrificar algunos de sus rib eyes y muchas de sus hamburguesas para ayudar un poco y realmente socavar las afirmaciones de que nunca podremos alimentar a los 7,8 millones de personas. En 1997 se informó que “si todo el grano con que se alimenta actualmente al ganado en los Estados Unidos fuera consumido directamente por personas, el número de personas que podrían ser alimentadas sería de casi 800 millones.” Hace tres años, se afirmó que, “incluso ahora con siete mil millones de personas, se estima que 805 millones de personas padecen hambre crónica”. Centrándose únicamente en la producción de carne de res en los Estados Unidos, estas cifras demuestran que ciertamente hay una forma en que los 7.8 millones de personas que habitan el mismo planeta podrían ser apoyadas: la minoría, o sea, los que tienen simplemente tendrían que sacrificar algo de su demasiado.https://news.cornell.edu/stories/1997/08/us-could-feed-800-million-people-grain-livestock-eat. [3] https://www.theguardian.com/news/2017/aug/18/neoliberalism-the-idea-that-changed-the-world [4] Scott G. McNall. “You Are What You Eat: Some Thoughts on Consumption and Marxist Class Theory.” Mid- American Review of Sociology, 1990, Vol. XIV, No. 1-2:45-52. [5] https://web.stanford.edu/class/e297c/trade_environment/wheeling/hnike.html; https://www.businessinsider.com/how-nike-changed-the-shoe-industry-2014-4; https://www.oboolo.com/business-market/business-strategy/case-study/nike-s-outsourcing-strategy-77875.html [6] The Corporation (2003) written by University of British Columbia law professor Joel Bakan and directed by Mark Achbar and Jennifer Abbott. [7] https://www.cnn.com/2020/01/23/business/coronavirus-carmakers-luxury/index.html [8] https://www.nytimes.com/2019/12/03/climate/carbon-dioxide-emissions.html [9] https://www.cnn.com/2020/01/23/business/coronavirus-carmakers-luxury/index.html [10] https://www.oxfordmartin.ox.ac.uk/blog/contagion-the-systemic-risks-of-globalisation/ [11] https://www.ctvnews.ca/health/coronavirus/a-battlefield-behind-your-home-covid-19-deaths-mount-in-new-york- 1.4877389 [12] https://www.theatlantic.com/ideas/archive/2020/04/why-covid-might-hit-african-nations-hardest/609760/ [13] https://www.theatlantic.com/ideas/archive/2020/04/why-covid-might-hit-african-nations-hardest/609760/; https://africanarguments.org/2020/04/16/coronavirus-in-africa-tracker-how-many-cases-and-where-latest/ [14] https://www.theatlantic.com/ideas/archive/2020/04/why-covid-might-hit-african-nations-hardest/609760/ [15] Gracias a Danielle Franco por compartir este punto de vista conmigo. [16] https://nationalpost.com/news/covid-19-federal-deficit-projected-to-reach-184b-as-economic-response-rolled-out [17] https://www.infobae.com/america/mexico/2020/04/23/hasta-donde-nos-alcance-lopez-obrador-ofrece-millones-de-creditos-de-25000-pesos-a-la-palabra/; https://www.reuters.com/article/us-mexico-economy/mexican-president-pitches-frugal-economic-plan-against-coronavirus-idUSKBN21N0VA; https://www.eluniversal.com.mx/nacion/politica/ilegal-que-partidos-donen-dinero-para-enfrentar-al-covid-19-murayama [18] https://www.theatlantic.com/ideas/archive/2020/03/supply-chains-and-coronavirus/608329/ [19] https://forge.medium.com/prepare-for-the-ultimate-gaslighting-6a8ce3f0a0e0 Sobre la Escritora:
Karen Moe es una escritora, artista visual, performer y activista feminista. Su trabajo se enfoca en el género, la violencia sistémica, la justicia y aquello de lo que no se habla. Ha sido publicada en revistas como Border Crossings, ArtSpace, WhiteHot y Revista192. Es la editora y fundadora de la revista Vigilance: Fierce Feminisms. Karen ha exhibido y actuado en todo Canadá, en los Estados Unidos y en México y recién terminó su primer libro, Victim: a Manifesto. Karen vive y trabaja en Vancouver, Canadá y en la Ciudad de México.
Sobre el Traductor:
Habacuc Morales. Estudiante de enseñanza de español como lengua extranjera. Profesor de lengua italiana, francesa, portuguesa, español y náhuatl, así como traductor de las mismas. Amigo. Escritor. Viajero.
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